26.11.12

Sede UST Santiago

Valle Central 

En nuestro taller comenzamos enfrentando con alguna dificultad en el estudio y búsqueda de información pues manejábamos referencias generales respecto de los pueblos originarios de la zona central, estas reseñas dan cuenta que los pueblos originarios de la zona central pertenecían a la cultura Mapuche y por ello denominados “Los Picunches”: (que en mapudungum quiere decir “gente del norte”), la historia de esta denominación la desconocemos, pero sabemos que es una referencia a ellos considerándolos una “rama” del pueblo Mapuche, si esta referencia la hacían los mismos Mapuches, los españoles o los historiadores es lo que aún no dilucidamos (por nuestra capacidad y tiempo de investigación).
Además lamentamos que el Museo de Arte Precolombino de la ciudad de Santiago se encuentre aún en reparaciones debido al terremoto del 27 febrero del año 2010, es ese centro  que posee piezas e información organizada de un modo más accesible para los estudiantes y sus objetivos, de observar recursos y soluciones gráficas realizadas por estas culturas originarias en diversas piezas artesanales, buscando con ello descubrir o más bien intuir una aproximación a la cosmovisión con que habitaron este territorio y proyectaron nuestra cultura.
Visitamos en la ciudad de San Felipe (V región interior) el “Museo de la Sociedad de Historia y Arqueología”, entidad privada sin fines de lucro, fuimos amablemente recibidos por la señora Veronica Miranda quien además a propósito de nuestra visita contacto a la señora Luz Gatica  Guzman, quien fue una fuente de inspiración y orientación a través de sus apasionados relatos relativos a las investigaciones y estudios que buscan esclarecer el origen de los pueblos originarios del valle central.
También fue visitado el “Museo Histórico Arqueológico de Quillota” entidad de carácter municipal.
Por la información recogida entendemos que no existen antecedentes que permitan afirmar la dominancia de una cultura respecto de otra, sino, aparentemente son diversas culturas llegadas desde norte que se fueron traslapando en el tiempo y en el territorio, las que a la luz de los hallazgos arqueológicos poseen una marcada presencia son:
La Cultura Bato; año 300 a.c. al 1.000 d.c.
La Cultura Llolleo; año 200 d.c. al 1.000 d.c.
La Cultura Aconcagua; año 900 d.c. al 1.550 d.c.
Existen antecedentes en estudio de la existencia de otras culturas que visitaron e interactuaron con los pueblos residentes en este territorio algunas influenciándolas marcadamente como la cultura Inca.



La observación nos lleva a definir distintos grados técnicos en la confección de la cerámica como también en su decoración, la cultura Bato desarrolla ceramios más complejos que parecieran ir más allá del objeto utilitário, pudiendo ser objetos ceremoniales.
La cultura Llolleo muestra una marcada influencia Diaguíta en la confección de sus ceramios, llegando al desarrollo de aplicaciones gráficas en tricromía.
La gráfica aplicada en general muestra un claro principio de contraste, el color de fondo (en la mayoría de los casos color de la cerámica usada) y el de los pigmentos establecen niveles de figura y fondo, figuras mayoritariamente lineales con claros principios geométricos, simetría, reflexión y repetición son recursos frecuentes.
La existencia de petroglífos muestra una faceta más simbólica y representativa dado que se complementan representaciones geométricas como “dibujos” de carácter antropomorfo y zoomorfo.

Las observaciones fundamentales con las que decidieron trabajar los alumnos son:
· La precariedad de los recursos técnicos constituye una expresión rudimentaria que refleja con honestidad una cultura elemental.

· Los planteamientos “geométricos” parecen emerger desde el soporte, en los casos conocidos de cuencos de greda, donde la curvatura de la superficie conduce la composición, parece que el hecho de tener que terminar donde se comenzó fué regulando intuitivamente elementos como la proporción y la jerarquización del centro.

·La morfología de los elementos gráficos mayoritariamente se fue construyendo en base a lineas rectas, las que arrojadas en la superficie curva de los ceramios va insinuando lo curvo.

·Hay dos criterios compositivos uno es el organizado por la curvatura de los ceramios y otro distinto en los petroglifos, los que aparecen agrupados en una dispersión, que probablemente tiene que ver con los espacios que la roca faciltaba el dibujo.

·Curiosamente en estos grupos dispersos la circularidad tiene una marcada presencia, habiendo dibujos de círculos y la geometrización casi desaparece dando lugar a un dibujo más representativo (antropomórfo y zoomórfo).

Ante el desafío de diseñar poleras nos hemos planteado recoger criterios compositivos de estas observaciones, intentando superar el sentido común que nos lleva a una composición ya internalizada y que tiene que ver con el hecho que la misma polera (por su forma) va regulando: el frente, la espalda y los centros.Nos preocupa también que de algún modo nuestras propuestas no se confundan en la inmensa variedad de diseños de poleras que inundan nuestras calles, buscamos por lo menos mínimas diferencias que permitan distinguir a nuestras tan olvidadas culturas originarias.         
 
    


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